martes, 5 de febrero de 2013

Próxima estación: La Esperanza

Al parecer la vida ha conspirado para que todos mis viajes comiencen con la nefasta sensación de que no puedo respirar; reflejada en la opresión del pecho que me hace pensar en la posibilidad de que no exista un mañana.

Y hoy, mi viaje comienza nuevamente de la misma forma, espero que en el camino la carga se arregle y las sonrisas vuelvan a florecer, para poder respirar tranquila e inhalar y exhalar bocanadas de aire puro, que logren limpiarlo todo, componer los huesos deshechos y devolver el ritmo cardíaco normal.

Como siempre el viaje tiene un sentido, y ésta vez haré lo posible por decantar todo lo malo y volver convertida en la sonrisa andante, las ganas de vivir y los ojos brillantes que un día me caracterizaron. Hoy viajo para ser mejor, para poder tomar el amor inmenso de mis abuelos y aprender algo de la vida.

Me llevo las sonrisas y los buenos momentos, ésta vez viajo cargada de esperanza sabiendo que al regreso todo puede cambiar. Porque somos aire y tenemos que volar. Me llevo tu aroma impregnado en la piel para no olvidar lo bien que se siente dormir a tu lado, me llevo el ritmo de tus extrasístoles aisladas para darle sentido a la locura de mis arritmias, me llevo la cadena que te protege desde el viaje al altiplano para no sentirme vulnerable ante los fantasmas, me llevo tu risa y las ganas de construir juntos. Porque acá nada termina compañero.-

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