Y es tan sublime que la muerte sea un tema superficial para nosotros, y entre coqueteos y miradas cómplices le enseñamos a ese pequeño ser humano que la muerte, era un suceso inevitable, casi reversible, y entre carcajadas y cosquillas no era extraño que murieras, y que resucitaras al instante. Pero, ¿Qué es la muerte? Según un sabelotodo la muerte es, en esencia, la extinción del proceso homeostático y por ende el fin de la vida, ¿Y la vida? es lo que sucede mientras te mueres, así de simple, de tal modo que mi misión queda inconclusa, y no tengo mayores ganas de seguir investigando sobre este tema. Puedo reír a carcajadas recordando todas las veces que te he pedido que mueras para extrañarte un poco, para sentirte menos mío. Es que me encantas, y me encanta saber que te tengo, y estoy tan segura de eso, que aveces me entra curiosidad y me gustaría saber que se siente no tenerte, no quererte, que no me tengas y que no me quieras.
Pero, si analizo mi más recurrente enunciado, podré notar que soy la persona más contradictoria del planeta, según los melosos enamorados que suelo odiar, amor significa sin muerte. Complejo! por qué incluso inconscientemente te pido que no mueras, que te quedes, que sigamos siendo, que no fallezcamos. Muere sin muerte, muere. O tal vez es un glorioso canto elevado al cielo pidiendo que te hagas infinito, no sé, no me importa, ahora sólo sé una cosa:
Si algún día llegas a morir, en ese mismo momento me hago gusano, para seguir comiéndote, por qué me encantas, por qué tienes el sabor más delicioso, y por qué incluso bajo tierra, te haré mío.
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