viernes, 10 de abril de 2015

Veintinueve.-


Veintinueve y el corazón lleno de lealtad por los nuestros, las afinidades que se afilan, los cuerpos que danzan, la subversión al orden impuesto, la memoria que no olvida. Nuestros muertos no se lloran, nuestros presos no se lloran, nuestra vida no se llora. Nuestros muertos, nuestros presos, nuestra vida, se defienden, como la alegría, como una trinchera, con colmillos y garras afiladas, como a la idea.

Veintinueve y el amor. El fuego que arde dentro y fuera, las pasiones que se agigantan, las miradas fieras que se agudizan, los cuerpos que se compenetran al son de una melodía indescifrable, de una melodía fiera, de una melodía tan nuestra como la rabia, tan nuestra como tus susurros en mi oído, como la rosa y el clavel.

Veintinueve y las pasiones, los cuerpos sin orden, sin jerarquías, sin limitaciones, no somos más que extensiones de otros cientos, fieros, incisivos, siempre avanzando sin pedir permiso, sin esperar aprobaciones previas, espontáneos, llenos de convicción.

Veintinueve y yo te observo, en la calle dejando sombras tras tus pasos decididos, en la casa dejando luz tras tu caminar sereno. Respiro, con el pecho lleno de vida, con las manos llenas de ternura, con los ojos llenos de amor, con el semblante lleno de sonrisas,  con todos estos deseos, todas estas pasiones que florecen cuando me pierdo en ti,  con toda  la felicidad de sabernos cómplices de tanto desborde, de tanto sabor, de tantos  colores que se observan con los ojos cerrados.

Veintinueve y yo te siento, mientras me pierdo en tu cuerpo y recorro los sudores, los contornos, las texturas, las huellas digitales erosionadas por las gubias, voy descubriendo y descubriendo-me en cada centímetro de tu interminable figura, en cada territorio nuevo e ingobernable, en cada zona atemporalmente autónoma, en cada encuentro con tus labios, con tus ojos, con tu integridad peculiar y encantadora.


Veintinueve y tu me abrazas, besas mi espalda y velas mi sueño, los cuerpos están cansados,  pero dichosos, llenos de vida, nosotros sonreímos y nos acariciamos, afuera lloran una vida falsa, una vida que jamás se comenzó a vivir, una vida que jamás se mereció. 

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