He estado horas torturándome, convenciéndome de que fui yo
quién erró primero, justificándote, esperando que vuelvas, intentando tener el
coraje para expresar todo lo que siento en éste momento. Pero es imposible,
aunque sé que no es cierto, me he convencido de que yo me equivoqué y que todo
el dolor ha sido consecuencia de mis actos…
Sé que no habrán más textos, más noches de vuelo, más sueños
ni promesas de cariño eterno. Sé que las palabras dejaron de ser nuestras y que
definitivamente nunca fuimos infinitos, que todo perdió el sentido y que a
pesar de los innumerables esfuerzos por recuperar algo de lo que hubo, nada
será suficiente. Y es que de pronto he comenzado a dudar incluso de las
certezas que tenía con respecto a lo nuestro…
Y quizás eso sea verdad y todo es falso, pero no es tan
fácil como enunciarlo y asumirlo, porque en esto, en lo “nuestro” he puesto más
coraje y amor que en cualquier cosa. Porque hacer realidad las promesas se ha
convertido en mi lucha personal, porque esperar a que vuelvas ya es parte de mi
rutina. Y allí está mi miedo, temo tener tanto coraje como para cortar de raíz
con todo, porque aunque suene miserable, temo que después de eso me habite la
nada, entonces, prefiero incluso conformarme esperándote, para no quedar vacía,
para no extirparme a mí misma, para sentir, aunque sea pena…
Porque todo ya está hecho, porque no hay vuelta atrás, sólo
hay dos opciones; la verdad o la verdad. Y mi verdad, es que por ahora prefiero
ser cobarde y seguir esperando a que vuelvas a pedir perdón, aunque no lo
sientas, aunque no te duela, aunque no te importe. Porque me niego al vacío y
me niego a tu ausencia definitiva, porque me condicioné, porque me acostumbré,
porque sea como sea… eres lo que más quiero.-
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