Yo recuerdo cuando las penas se pasaban sujetándome a tu mano y escapando del mundo en un suspiro, cuando éramos dos y tú eras uno y todo para mí, cuando volar era tan fácil que lo hacíamos a diario, cuando mi vida giraba en torno a tu figura y tu mirabas con esos ojos cómplices todas y cada una de mis locuras, cuando los árboles susurraban un romance y nosotros reíamos en sus caras… cuando las hojas secas eran un colchón perfecto para observar el cielo, juntos…
Yo recuerdo cuando te amaba con locura, y los demás envidiaban nuestro cariño, cuando todo era un secreto, incluso para mí, yo recuerdo que empecé a escribir por ti y para ti, yo recuerdo ese primer libro y las frases inertes que cobraban vida solo para nosotros “escribir con acentos para que ríamos” . Y recuerdo también ese día, en que dejé de lado el cumpleaños de mi madre, para sentarme a tu lado y escuchar la verdad, para sentirme morir por dentro y apoyarte con una sonrisa.
Y ahora, eso es lo que somos, solamente el recuerdo inerte de lo que algún día fuimos, de lo que creí que fuimos, infinitamente fugaces como la primera mirada, sublimes como aquél día en que sentí que se me iba la vida y la devolviste con una caricia, dementes como siempre, felices sólo como nosotros supimos serlo, eternos… no, eternos no fuimos, o eso intento asumir
De los recuerdos se puede vivir, intentar alimentarse.. sobre vivir.
ResponderEliminartequiero*Guapita!