Y deja que te diga que no importa que pensemos distinto, y que cuando necesito fuerzas para seguir dando mi batalla... y te miro a los ojos mientras nuestras manos están tomadas sin darnos cuenta que estamos evidenciando esto al mundo completo, tu mirada me diga que tal vez no ha valido la pena... y tus labios comiencen a articular palabras que me quiebran de a poco, y para no perderte, para comprenderte, y tenerte un poco más, me acerco y el silencio reina, porqué nuestros labios ya están ocupados... Deja que te diga, sin interrupciones, que te extraño, que extraño esas, las nuestras juntos, sin estar para los demás, escondidos del mundo en una biblioteca, en una banca, en un nosotros, que créeme es el más lindo, el más nuestro, porqué jamás comprenderán que en un día –como cualquier otro- nació y ya no para... Deja que te diga que haces falta, que todas las nuestras, me hacen pensarte un poco más, como la que suena ahora, y me recuerdo, perdida en tus ojos cantando: "Un poco hablador, pero simpático, siempre despeinado bajo el arrebol" y sin lógica aparente respondes cantando: "Es decir, belleza que quiero olvidar, me llama, me viene a buscar, me hace soñar, es decir, que con la violencia del mar quisiera volver a besar, hasta sangrar". Y es inevitable que los ojos se vuelvan cristal, al saber, ahora más que nunca, que esos, son sólo míos, que ya no celo tu sombra... Deja que hoy te diga, que te quiero con la locura que me enseñaste a vivir a diario, con nuestras contradicciones, diferencias y desafíos al mirarnos. Déjame decirte, que por primera vez es el cuento menos cuento, cómo aquél, que un día al leerlo en una pared cerca de nuestro lugar, me enamoró con la locura alterada, que hoy profeso.
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