Y aunque el muchacho considere que es una canción lenta, no puede negar, que me debe un momento, inevitable, esperado y único, como aquella vez en el 'City' mientras yo contemplaba su felicidad, pero ahora, con la demente sonriendo, sabiendo que durante mucho tiempo esperó el momento. ¿Cuál momento? Ese, en el que sentados en el suelo de mi casa y con un vaso de vino tinto en la mano, escuchemos esta canción hasta morir. Y luego riamos de nuestra ebriedad. Momentos por pagar.
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